martes, 22 de diciembre de 2009

La montaña

Estoy sentando, quieto, casi sin moverme.

Son las miradas las que se unen en este cruce de caminos, tan complicado por culpa de unas señales puestas por nosotros mismos. Quizás, si me cruzara contigo, en una pradera, en un lugar muy alejado de los frondosos bosques de la montaña, quizás, fuera diferente. Pero allí es donde habito.

Se que podrás llegar, más yo te espero a mitad de la colina para llevarte en mis brazos. Tan solo he de lograr una igualdad igualitaria, ese pleonasmo que con gran dificultad conseguiré allegar. Llegaré. Llegaremos.

No hay comentarios: