lunes, 30 de noviembre de 2009

Mar

Parece que cada mar tiene un faro a sus espaldas. Un faro que lo ilumina durante la noche, dejándolo huérfano por el día, como si todo lo que tuvieran que tratar trascurriría a la luz de la luna, con el calor de un calmado oleaje o a la virulencia de la tempestad marina.

Pero por mucho que por el día lo abandone, la mar continúa su camino, sin apenas echar un ojo atrás intentando adivinar lo dejado tras sus pasos. Así es ella, cruel mientras te envuelve en sus aguas más profundas, repletas de seres, seres moviéndose de un lado a otro sin importarles lo más mínimo aquello fuera de la humedad de sus días.

martes, 24 de noviembre de 2009

El recordar

Antes de que empezase la guerra tenía un gran amigo. Cada navidad, me juntaba con él para discutir sobre los temas que estaban de moda. Cada año agregábamos nuevos temas con perfiles totalmente diferentes: política, economía, salud,… No teníamos motivos para discutir, puesto que, salvando algunas diminutas diferencias, compartíamos los mismos ideales.

Cada 25 de diciembre, en los matorrales que se encuentran al final del rio, allí, que recuerdos me tare verlos cuando paso de camino al trabajo. Cada paso, cada olor, cada color. Todo es un recuerdo.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Las glándulas

-De verdad, que te sigo diciendo que no se lo que significa. No se que diablos quieres decir cuando hablas de segregación epitelial.

-Te repito, una vez más, y no me des más la vara. Segregar es elaborar y expulsar una glándula una sustancia que el organismo utiliza con un fin determinado, por lo que la segregación de las glándulas exocrinas no es algo de lo que debes preocuparte, puesto que jamás te interesó ni lo más mínimo el funcionamiento biológico del interior del cuerpo.

-Pues también es verdad.

sábado, 21 de noviembre de 2009

El Gato

El gato, un ser mas que agradable sobre el papel, no cesó de producir diferente sonidos a lo largo de toda la noche. Seleccionaba sus movimientos como si jugara con el fuego, teniendo grandioso cuidado de no equivocarse, pues se quemaría. Los niños, al pasar cerca de él lo confundían con uno de sus muñecos, esos que guardan en sus habitaciones, como esas brujas con una bola del futuro en la mano o los calendarios que cuelgan de cada una de sus paredes. A menudo, sus padres deben de ir corriendo a la farmacia, a causa del principio básico de la protección: el amor.

martes, 17 de noviembre de 2009

Química

Cuando se le metía una idea entre ceja y ceja, no había quien la cambiase, quien le enseñara el camino o quien le parase. Sinceramente, no éramos capaces. Testadura cual mula, seguía sus propios pasos. No hacía caso de los sabios consejos que le otorgaba el gran anciano de la aldea, más cuando todos bebíamos de su sabiduría ancestral.

Yo, por otro lado, nunca le fallaba, porque una cosa solo tenía clara, y esa era que él jamás me iba a fallar. Es un vínculo muy especial, un enlace pocas veces visto, algo de lo que ni el m´ñas atrevido es capaz de asegurar.

Zinema

Zinema Lumier anaiek asmatu zuten orain dela 100 urte baino gehiago. Urte guztiotan oso ondo joan den negozioa izan da, zinemak bete-betetak egon dira betidanik. Baina gure egunetan, ikusleak galtzen dituzte. Lehen oso arrunta zen zinemara joatea, horrexegatik jende asko astero joaten zen pelikula bat ikustera, dibertigarria, lasaigarria eta nahiko merkea zelako. Gaur egun, berriz, etxean ikusten ditugu filmak, askotan internetik aterata. Ondorioz, negozioa porrot egin dezake. Zergatik ez gara zinemara joaten? Hori da galdera.

Mugikorrak

Gaur egun eskuko telefonoa guztion ezinbestekoa bihurtu den elementua da. Lehen mobila salgai atera zenetik gaur arte, aldaketa handiak nabari daitezke. Aurrerakuntza teknologikoak oso nabariak izan dira. Esate baterako, lehen telefono hauek izugarri handiak ziren, baina gaur egun poltsikoan eramateko tamaina dute. Gainera prezio aldetik asko merketu dira.Beste alde batetik, eskuko telefonoek zerbitzu berriak eskaintzen dituzte. Halaber, planetaren edozein puntutik konekta zaitezke.

martes, 10 de noviembre de 2009

El colega

-¿Y de verdad te hizo eso?

-Así como te lo cuento. Tenías que haberlo visto, algo increíble, vamos, irrepetible.

-Entonces era la prima de ese amigo que conociste en el viaje.

-Bueno, en realidad no eran primos. Tan solo unos conocidos, pero que se llevaban tan bien que decían ser primos. ¡La cosa es que me lo pase de puta madre!

-Ya me alegro. Ojalá yo también pueda ir, quizás el año que viene. Quien sabe, quizá nunca.

-Estate tranquilo, es fácil ir. Si eso le pides a alguien que te ayude y listo.

-Bien. Buenas noches Juan.

-Buenas noches.

Sobre la falta

Llevaba varios años esperando el momento que se le abría ahora delante de su alma. La gente lo recibía con grandes ovaciones, sin apenas haber probado el fruto de sus hablares, y menos aún habiendo disfrutado de ellos. La confusión se apoderó de aquel que había empezado a dar respuestas. Tras un descanso, volvió a abrir sus oídos a las plegarias que recorrían el ambiente, dedicándoles unas palabras:

-Hijos míos, no seáis menos que quien habla en estos instantes. No soy yo quien debe hablar por vuestras gargantas, puesto que cada uno de vosotros, cada uno de vosotras, artesanos, mercaderes, herreros y orfebres, seres y sombras, tenéis que dejar de estar arrodillados, dejad de cantar las canciones escritas y componed las vuestras.

La gente aplaudió con más y más fuerza, llenando de penuria el corazón del pensador.

-Hijos míos: no verán mis ojos el significado de mis palabras.

La gente continuó aplaudiendo hasta el anochecer.


Tratados del Ser

domingo, 8 de noviembre de 2009

Encargo de urgencia

Un día quise comprarme un coche. No era un coche normal y corriente, era mucho más que eso. Era un cochazo. Fui al concesionario, hablé con un señor muy amable y en menos de 15 días ya tenía mi auto.

Al mes siguiente, iba yo caminando por la Gran Vía de mi ciudad, observé unos zapatos que me iban geniales. Entre a la tienda con la intención de hacerme con ellos. Pedí un 43, mi talla habitual, pero no quedaba número. Lo intenté con el 42 y el 44, pero nada, ni por esas. El vendedor pidió un 43, en menos de una semana ya tenía mis zapatos.

Unas horas después, entre a un bar y pedí una cerveza. Me encontré con la mujer más hermosa que jamás había visto. Me senté a lado de ella, al de cinco minutos ya no estaba a mi lado.

martes, 3 de noviembre de 2009

De la mentira

Nadie en la clase, ni fuera de ella, sabía quien había sido o había dejado de ser. El caso es que alguien se dedicaba a hacer el mal sin que los demás nos diéramos cuenta, la cosa empezaba a ser demasiado sospechosa. ¡Las mochilas de siete alumnos habían sido robadas!

El martes a la mañana Juan fue donde el profesor para avisarle que él era la octava persona a la que habían robado. Estaba muy disgustado: todos sus libros, sus apuntes, lápices de colores,… todo, todo desaparecido.

El profesor no lo dudo ni un momento.

-Juan, te acabas de delatar. Devuelve todas las mochilas y asume el castigo-le dijo en voz grave.

-Señor profesor, ¿cómo me ha descubierto?-respondió el campechano Juan.

-No hay más mentiroso que quien se cree sus propias mentiras.

Juan agacho la cabeza. Ese día aprendió una gran lección.

Única

-¡No me gusta, no me gusta! ¡Esto está asqueroso!

La comida que me ponía mi madre era siempre un asco, algo que no era capaz de tragar ni a la fuerza. Era la batalla de todos los santos días, mi lucha continúa por cambiar los gustos culinarios familiares. Yo no era digno de comer esas cosas verdes, ni esas piedras marrones con salsa de agua. Yo era mucho más.

Por ello decidí cambiar de madre. Fui buscando puerta por puerta, de barrio en barrio, hasta topar a la madre perfecta. Por fin di con ella, ¡qué feliz iba a ser!

Me encantaba su comida, su compañía y su hogar.

No tarde ni dos días en volver con mi verdadera madre.

La fortuna del tiempo

Eran como las seis o siete de la mañana de un frío domingo. Por el camino encontré una moneda recubierta de tierra en un lado del sendero. Parecía una moneda antigua, estaba bastante oxidada y casi no podía diferenciarse el dibujo del relieve. Antes de recogerla pensé que podría tratarse de una antigüedad con valor, quizá de antes de la guerra.

Pero al tenerla en mis manos y observarla fijamente, me di cuenta de que no era más que una moneda de cinco centavos, algo normal y corriente, que con el paso del tiempo en un lugar tan húmedo había quedado deteriorado.

Cavé una pequeña fosa, donde deposité la moneda. Volví a echar la tierra y marche hacia casa, con el pensamiento de que algún día alguien tendrá más fortuna que yo.